En el año de la fe Cristo nos dice… “Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la
creación” (Mc 16,15)
Entre los días 11 y 15 de Febrero
nuestro seminario se trasladó a la Comuna de San Vicente de Tagua Tagua para
vivir la tradicional Misión Vocacional 2013. Días de mucha alegría y sobre todo
de evangelización fueron los que se vivieron durante todas las actividades
preparadas por los misioneros.
Poco
a poco fuimos volviendo de regreso de las vacaciones de verano para embarcarnos
en una de las actividades más características del mes de febrero en nuestro seminario
y que a la vez nos ayuda a prepararnos mejor para nuestra futura consagración
religiosa-sacerdotal. Me refiero a la Misión, que en nuestra provincia adquiere
el carácter de vocacional, es decir, invitamos a todos los jóvenes de las
diferentes comunidades a que experimenten su deseo de entrega a Dios sirviendo
y evangelizando según nuestro carisma barnabita, así como también conviviendo
con todos los seminaristas y sacerdotes que nos acompañan durante todas las
jornadas de trabajo. Es, a la vez, una excelente instancia para que, por medio
de nuestro testimonio, otros jóvenes también sientan el llamado de Dios para la
vida religiosa, en especial para nuestra congregación.
La
misión vocacional de este año se enmarca dentro del año de la fe, tiempo en que
la Iglesia nos invita a profundizar el maravilloso don de la fe que hemos
recibido por gracia del mismo Dios, asumiendo así un rol más protagonista
dentro de la sociedad como cristianos coherentes y seguros del anuncio de
Cristo que vive en medio de nosotros; siendo anunciadores de lo que significa
el encuentro personal con quién nos ha amado hasta el extremo. Es por esto que
el lema de nuestra misión vocacional 2013 fue “La misión como respuesta de fe a la invitación de amor que nos hace
Dios”, siendo una respuesta clara a lo que hemos sido llamados: colaborados
del Reino de Dios en medio de quienes no conocen a Jesús. Es ahí en donde más
se debe anunciar y proclamar la buena noticia del evangelio, y que mejor acción
que dando a conocer lo que cada uno de nosotros ya ha experimentado, el amor de
Dios.
Para
los Barnabitas la misión es parte fundamental de nuestro carisma, ya que es un
mandato del propio Señor Jesús, el cual envía a sus discípulos a evangelizar a
todos los pueblos, convirtiéndose en una necesidad interior que ayuda a
promocionar el nacimiento y desarrollo de nuevas comunidades cristianas,
fortaleciendo la fe de todos los fieles. (Constituciones 105). Todo el actuar
misionero barnabita es animado por el amor a Cristo crucificado, de aquí nuestra
plena dedicación y entrega desinteresada, siendo diligentes a la hora de
proclamar el evangelio. San Antonio María Zaccaría nos anima: “Corramos como
locos no sólo hacia Dios, sino también hacia el prójimo, el cual es el medio
que recibe lo que no podemos dar a Dios” (Carta II).
Nos
trasladamos a la comunidad de San Marcos, perteneciente a la Parroquia Santo
Toribio de Pencahue en San Vicente de Tagua Tagua, comunidad que atienden los
Padres Barnabitas en dicha comuna. Desde ahí nos dividimos en tres grupos, los
cuales visitamos durante 5 días las comunidades del Niche, Idahue y San Marcos.
El trabajo constó mayormente del puerta a puerta, el que se iniciaba a las
15.00 horas, abarcando la totalidad de las diferentes localidades misionadas,
para luego, alrededor de las 18:00 horas, trasladarnos a las capillas para un
encuentro más comunitario; primero con los niños los cuales recibieron todos
los días distintas catequesis y juegos, para luego congregarnos todos juntos en
la oración del Santo Rosario, finalizando con la celebración de la Santa Misa.
Terminada la Eucaristía era el momento de juntarnos con jóvenes y adultos con
los cuales compartíamos diferentes temas de espiritualidad creando un ambiente
de diálogo y cercanía muy especial. Estos fueron los temas trabajados durante
la misión:
Trabajo con niños
El
día lunes hicimos una presentación general de nuestra misión y dimos a conocer
nuestros objetivos y principales actividades. El día martes los niños meditaron
la figura de María, la Madre de Dios y aprendieron a rezar el Santo Rosario,
así como también su confección. El miércoles se dio paso a la reflexión del
Padre nuestro, oración principal del cristiano y al día siguiente, jueves,
pudieron comprender cómo Jesús se relaciona con ellos, por medio de la amistad.
El último día dimos a conocer al Espíritu Santo y la acción que cumple en la
vida del cristiano.
Trabajo con jóvenes y adultos
El
primer día quisimos saber que entendían ellos por fe y a partir de sus
experiencias ir fortaleciendo sus convicciones para comprometerlos con el
anuncio del Reino de Dios. El día martes reflexionamos acerca del infinito don
hecho por Jesús en la Eucaristía. El miércoles fue el día de la Palabra de Dios
y la importancia que tiene en nuestra vida de creyentes, aprendieron a realizar
la Lectio Divina profundizando en el mensaje que las Sagradas Escrituras
contienen. El día siguiente fue la hora de pensar en la entrega a los planes de
Dios por medio de la figura de María y tratamos de contestar a la pregunta
hasta qué punto estoy dispuesto a realizar la voluntad de Dios.
Uno
de los momentos más importantes de toda la jornada fue la que vivimos el día
miércoles 13 de febrero con el cual iniciábamos el tiempo de cuaresma con la
imposición de las cenizas que caracterizan la liturgia de este día. El
miércoles de ceniza es el primer día de la cuaresma, en donde los cristianos
iniciamos el tiempo de purificación de nuestro espíritu para celebrar con un
corazón renovado la pascua del Señor. El gesto de la ceniza recuerda una antigua
tradición hebrea que cuando se sabían en pecado o precisaban prepararse para
una fiesta de gran importancia se cubrían de cenizas para quedar purificados.
Hoy en día el sacerdotes nos dice: “Arrepiéntete y cree en el evangelio”,
palabras que con certeza calaron hondo en el corazón de todos los que vivimos
la celebración, ya que con el gesto de la imposición nos reconocemos pequeños
por causa de nuestro pecado ante Dios y, a la vez, necesitados de su perdón,
teniendo claridad que del polvo venimos y que a él debemos volver. Con mucha fe
iniciamos en todas las comunidades a las cuales misionamos uno de los tiempo
más fuertes de la Iglesia.
Otro momento de gran importancia fue la
despedida, la cual la realizamos en cada una de las actividades del último día
de éstas misiones. El día viernes, después de visitar las últimas casas,
realizamos el tradicional Vía Crucis en la cual niños y jóvenes, junto a los
adultos participaron con gran devoción recorriendo todas calles de los pueblos.
Incluso algunas comunidades se motivaron a hacerlo actuado. Después de la
decimocuarta estación se dio paso a la Eucaristía de término de las misiones.
Muchos frutos se sacaron en limpio de parte de los fieles como de los
misioneros que gozaron del trabajo de toda una calurosa semana de verano, en
donde se pudo hacer presente a Cristo vivo que sale al encuentro de todos los
hombres. Para terminar, las comunidades de San Marcos, del Niche y de Idahue
prepararon un compartir fraterno que reunió por última vez a todos los misioneros
junto con una agradecida comunidad. Esperamos haber cumplido con el objetivo
principal de esta misión, el cual consistía en reavivar la fe en Dios y en
nuestra Iglesia, llevando el evangelio a todos, con el característico carisma
Barnabita. Agradecemos a todas las familias, por el gran cariño y acogida que
nos demostraron durante toda esta inolvidable misión vocacional 2013.
Fabían Toledo