Para
reafirmar nuestra fe, la última jornada de la II Asamblea Eclesial Nacional
comenzó con la oración de Laudes con la Virgen del Carmen, presidida por el
obispo de Osorno, Mons. René Rebolledo.
Con los
animados cantos y bailes del grupo de jóvenes Shalom, los cerca de 600
participantes que llegaron a Santiago provenientes de distintas partes de
Chile, continuaron el trabajo haciendo una síntesis de todo el proceso vivido
desde el miércoles 12 en el Centro de Peregrinos de Schoenstatt, de La Florida.
Esto como parte del sexto momento de esta Asamblea, denominado “Gratitud y
profesión de fe”, inspirado en la lectura del Evangelio de San Mateo, 14,
22-33, que ha acompañado el desarrollo de este encuentro de comunión y
discernimiento para aportar contenidos a las Orientaciones Pastorales de la
Iglesia.
El
plenario de la mañana se realizó en base a dos preguntas: qué nos llevamos de
esta Asamblea y a qué no mueve esta experiencia, para después presentar y
entregar el trabajo de todas estas jornadas a Mons. Ricardo Ezzati y Mons.
Ignacio Ducasse, presidente y secretario general de la Conferencia Episcopal de
Chile, respectivamente.
Al recibir
los aportes de los participantes, monseñor Ezzati señaló que los Obispos de
Chile han percibido, experimentado y agradecido esta experiencia del Espíritu
en estos días. Nos agradecemos mutuamente el don de estos días, dijo el
Arzobispo de Santiago, quien agregó que el compromiso de la CECh y de todos
como Iglesia, es hacer toda esta reflexión una tarea de discernimiento porque
en ella “hemos visto el norte que el Espíritu Santo quiere imprimirle a nuestra
Iglesia”.
La
clausura de esta II Asamblea se realizó con una Eucaristía presidida por Mons.
Ezzati. Laicos y consagrados llegaron en procesión al templo, antecedidos por
la imagen de la Virgen del Carmen y renovaron su profesión de fe.
En la
homilía, el arzobispo dio las gracias “por ayudarnos mutuamente a decir, con
renovada esperanza, nuestro yo creo”. En este sentido, destacó que por medio de
la reflexión de los signos de los tiempos, se descubrió en ellos las huellas de
Dios, de su llamada y su presencia salvadora.
Junto a lo
anterior, destacó la compañía de la imagen de la Virgen del Carmen a lo largo
de este encuentro y manifestó que en ella también reconocemos la tarea de
nuestra Iglesia: acoger al hijo de Dios para hacer saltar de gozo a nuestros
hermanos y hacer presente a Jesús en nuestra patria.
Fuente: Prensa CECh